lunes, 10 de diciembre de 2007

2º viaje a Japón, 3ª parte

El día que salí de Saitama, fui de Omiya a Tokio en Shinkansen... y luego a Kyoto. Sigue impresionándome la cantidad de casas que hay en todo el camino. Desde Sendai hasta Kyoto sólo debe haber unos pocos kilómetros sin casas (y habrá unos 800 km). En Kyoto me estaba esperando Tomomi, la chica que me ofreció su casa en Kansai. En principio iba a ir solo dos semanas a Japón este año, pero cuando ella me escribió para ofrecer su casa, decidí alargar mi estancia una semana más. No veas que difícil es quedar cuando no conoces a alguien en un lugar concurrido.... me recorrí la estación entera, para volver al mismo sitio.... y evidentemente fue ella la que me reconoció a mi. Kyoto estaba lleno de gente, como siempre, y es la ciudad donde más ciudadanos extranjeros podéis encontrar. Fuimos a comer algo, y aprovechamos para dar una vuelta por la ciudad. Tomomi ha estudiado idiomas y ha vivido en Nueva Zelanda por tres años, así que domina el inglés mejor que yo. Fuimos andando a dar una vuelta por la ciudad, a los dos nos gusta caminar. Fuimos a Gion, y nos tomamos un helado de té verde.... no creo que tuviera mucho éxito en España, es poco dulce... diferente.... yo mepuse perdido, con el calor que hacía se derriten enseguida. Este año no vi ninguna Geisha, aunque había muchísimos turistas a la caza de alguna... como paparazzi.... Después subimos hasta Kyomizu(como siempre lleno de turistas) desde donde hay unas vistas magníficas de la ciudad, y el templo de Yasaka. Volvimos a la estación, y para su casa. En vez de JR había que ir en Kinketsu.... esas líneas me resultaron bastante complicadas porque apenas tienen información en inglés. La casa de Tomomi está en un lugar realmente tranquilo, y es muy grande. Típica casa de campo con decoración de lo más japonesa. Me comentó que su familia es bastante religiosa. Tienen varias figuritas de kaeru (ranas), y es que se pueden ver en muchísimos sitios en Japón. Tenia dos habitaciones realmente espaciosas para mi, una para dormir, con el futón, y otra para “estar”. La cocina estaba decorada estilo occidental.

Al día siguiente fuimos a Osaka. Primero a la zona de Namba y Dotombori, donde fuimos a comer Okonomiyaki (tengo foto), realmente delicioso. Después fuimos a Osaka Station para subir al rascacielos....(no me acuerdo del nombre).... tiene una vista magnífica de la ciudad y sin cristales de por medio, y allí estuvimos tomando un café (sólo tienen café americano.... al que echan sirope para endulzarlo). Cuando se hizo de noche bajamos, y visitamos una reproducción de un pueblo japonés antiguo en esa misma zona. Y nos fuimos a cenar unos pinchos (kusikatsu) típicos de allí!! Para beber pedí sake..... pero en Japón ponen vasos muy pequeños..... si tienes sed es mejor pedir cerveza. Cenamos muy bien, y luego fuimos para casa. En Japón no existe la vida y la fiesta nocturna... una pena. Osaka es la ciudad donde más restaurantes existen por habitantes, la mayoría de la gente no sólo come fuera de casa, sino que también cena. El año pasado también visite la zona de Shin-Sekai, de donde es típico el pez globo (fugu), que probé, y está bueno aunque bastante caro para los precios que se llevan...

Al día siguiente fui a la playa de Shirajama. El viaje fue realmente largo. Tomomi me ayudo a organizarlo. Había gente en el tren que iba a pasar el día allí. La playa es preciosa, aunque pequeña. La arena es blanca, el agua del mar estaba caliente. Y no había mucha gente, apenas hay hoteles o apartamentos. La costa japonesa no está construida como la española, y es que a la mayoría de los japoneses no les gusta tomar el Sol. Me bañé y nadé (me encanta nadar en el mar, y por fin lo hice en el Pacífico). Además hizo un día estupendo de Sol. Lo curioso fue la cantidad de extranjeros que había (no os penséis que eran 1.000, igual eran 20, pero para Japón son muchos...). Después fui hacia un Onsen que hay en la orilla del mar. Comí por el camino, donde la dueña del pequeño restaurante no paró de hacerme preguntas sobre España, no había visto un español en la vida. El Onsen era una maravilla, mientras estaba en el agua caliente, rompían las olas en las rocas y me salpicaba el agua del mar. Eso si, el agua del Onsen estaba a 83 grados.... los que estábamos allí disfrutamos con la fantástica vista del mar. Y luego para casa, donde cené una especie de “empanadillas” que preparó Tomomi, muy ricas por cierto.

Siguiente día, fuimos a Nara a un festival. Tomomi había quedado con unos amigos. Eran un japonés y un suizo (profesor en Nova xDD). El festival era de música..... pero más bien era como un concurso donde se premiaba a la coreografía. Había gente con trajes regionales típicos, gente con vestidos árabes, o como piratas.... No llegue a entender el significado del festival.... Eso si, probé un pastel de arroz relleno, y vi como los preparaban dando con un mazo a la masa de arroz (es una tienda famosa en Japón). Pasamos por el día, viendo los distintos grupos. Luego se unió otra chica más, y nos fuimos a cenar. Aprendí que cuando te quieren echar de un restaurante porque es la hora de cierre, te sirven té caliente...

El siguiente día fui primero a Okayama, donde visite el castillo y los jardines. El resto estaba todo cerrado.... El castillo era una reconstrucción, no es tan espectacular como los castillos de Himeji o Matsumoto, pero no está mal. Me gustaron más los jardines, de los mas bonitos que he visto en mi vida, aunque parece que tuvieron que reconstruir parte también tras la guerra. ¿Por qué no tenemos nosotros esos jardines? Posteriormente puse rumbo a Hakata (también llamada Fukuoka). Hay una zona del trayecto que está llena de industrias.....sorprende mucho con el resto del paisaje tan verde. En Hakata ya era de noche cuando llegué y lo primero que pregunté fue por un hotel, y me dieron una guía de hoteles. Supongo que ya lo habré dicho anteriormente, pero en Japón, los puntos de información turística son los mejores que he visto en el mundo. Y fui a un bussines-hotel (hoteles baratos y muy cómodos) para reservar la habitación cerca de la estación. Los primero, salí en busca de Canal-City Hakata y Nakasu. Canal-City no deja de ser como un centro comercial, pero con viviendas. Llegar a Nakasu me costó un poco, porque Hakata no es muy grande y me pasé.... y solo encontré una persona que hablara inglés. Cuando llegaba a Nakasu encontré a varias mujeres muy bien vestidas con trajes de gala, y pensé que se celebraba algo, una boda, o fin de estudios universitarios, o algo..... pero no, iban a Nakasu porque esta lleno de clubs. Yo pensaba que Nakasu era como Dotombori, pero no, es una mezcla de Dotombori (hay muchos restaurantes) y Kabukicho(hay muchos clubs). A mi no me ofrecieron nada (al contrario que en Kabukicho) porque en Hakata no hablaban inglés ninguno de los hombres que te ofrecen entrar (muchísimos). Es realmente curioso la cantidad de hombres que pagan por tener la compañía de una mujer. Yo me metí a cenar en un restaurante, donde me sirvieron muy bien, y fue donde probé el “sochu” (aún tengo una botella de Kuma-Sochu que traje).

Pronto por la mañana me fui andando hasta la torre de Fukuoka y el museo que tienen. Habrá más de 5 km. La torre es impresionante, y esta al lado de la playa (que estaba vacia!!!!!). El museo es de los mejores que he visto, y explica muy bien las relaciones de esta zona de Japón con China. Entré en un templo que no había nadie y me colé por las estancias, y cuando apareció un monje me preguntó (en inglés, que lo dominaba) qué hacía allí, y le dije que era un español que pasaba por allí y quería visitar el templo, el hombre se quedó un poco “flipao”, pero luego se mostró encantado de tratar con un español y me enseñó todo el templo, y eso que no se podía pasar...Luego estuve en el centro comprando, y vuelta para casa... en la estación de tren había quedado con Tomomi y me llevó a cenar a un restaurante bastante moderno.

En mi último día en Kansai, Tomomi me acompaño a Kyoto, donde fuimos al templo de Tenryuji (creo que se escribía así), ya estuve el año pasado, pero merece la pena por lo cuidado que tienen los jardines y la tranquilidad que emana. Pusimos rumbo al templo de Chion-in, que el año pasado no puede entrar porque era tarde. Es un templo gigante!!! Y de ahí a la estación, y al tren..... llegamos justo y nos tuvimos que despedir rápidamente.

Al llegar a Tokio esa noche, fui a buscar una habitación a un hotel que ya estuve el año pasado, al lado de Ueno. Y salí por la zona que hay muchísimos sitios para tomar algo. Entré en un local muy pequeño, donde todos se quedaron sorprendidos por mi presencia, y encantados, se interesaron por mi viaje en su país. Eran trabajadores que se toman un copa antes de ir a casa.... aunque la mayoría acabo un poco borracho, jejeje.

Al día siguiente, a coger el tren, y para el aeropuerto. Que pena!!!! Y vuelta para casa.

Y hasta aquí mis días en Japón.

Evidentemente hay mil historias más para contar.... pero tampoco es cuestión de escribir una novela. Si os queda alguna duda al leerlo, o tenéis curiosidad por saber algo más, no dudéis en comentarlo.

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